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La mejor manera de prevenir enfermedades es manteniendo una aseo periódico tanto del perro como del ambiente en el que éste se desenvuelve. Es importante recoger las fecas del canil diariamente e incluso más de una vez al día si fuera posible o necesario, además de ello, el piso debe ser baldeado diariamente con agua y algún desinfectante. Tanto por el precio como por su amplio espectro, el más usado de ellos es el cloro.
El piso debe contar con una inclinación suficiente para que el agua escurra y luego de limpiar ha de procurarse que el piso quede lo más seco posible, ya que el perro podría beber el agua, además que un piso húmedo favorece la proliferación de parásitos. Si el piso no puede secarse sólo en más de media hora, ya sea por su textura, inclinación o por el clima, es recomendable terminar la limpieza con algún material absorbente como el aserrín, de lo contrario, la humedad terminaría resultando más perjudicial que el aseo que estamos realizando. Esto resulta particularmente importante en verano, en donde la suma de humedad y altas temperaturas se convierten en caldo de cultivo para todo tipo de parásitos, en especial de garrapatas. Si el perro vive en un patio con suelo de tierra es mejor no regarlo y dejarlo seco todo el verano, contrariamente a la creencia popular.
Las camas y casas, especialmente las de madera también deben ser lavadas con cloro al menos una vez a la semana y dejarlas secar al sol (uno de los más efectivos y baratos de los desinfectantes). Para ello, el modelo que escojamos de casa debe tener, a lo menos, el techo desmontable para facilitar la limpieza. Si utilizamos un material para camas, preferir aquellos que puedan ser desechables (viruta de madera, paja, papel de diario, etc.) por sobre los trapos o frazadas. Si utilizamos éstos últimos, deben lavarse con regularidad hirviéndolos al menos diez minutos y utilizando productos contra los ectoparásitos.
Los recipientes de comida y agua deben ser limpiados a diario. Particularmente importante es evitar la proliferación de hongos en los bebederos.
Cuando llegue la primavera y las temperaturas comiencen a aumentar, realizaremos una fumigación preventiva con algún producto antiparasitario diseñado para éste efecto de TODO el lugar que frecuente el perro. Para realizar esta fumigación es imprescindible que el producto llegue a todos los rincones, incluyendo paredes y techo de los caniles y que en su aplicación pueda impregnar todas las ranuras dejadas por las maderas. Este tratamiento se repetirá cada uno o dos meses, dependiendo del producto utilizado y de la incidencia de problemas que tengamos en nuestro canil.